Búsqueda de una redefinición del concepto cultural y el trazado del nuevo mapeo de las expresiones y emprendimientos culturales de todas las culturas.
Artistas del Caribe
Por Carolina Jiménez A.
Historiadora del arte y pintora independiente Costarricense
Daniel Brown
El perfil psicológico de un artista nativo y autodidacta, suele ser el de una persona sin grandes pretensiones de reconocimiento, generalmente sin trabajo de exposición en galería y, sobre todo, sin afán de lucro; sencillamente se trata de un amante apasionado por la forma y el color. Vive del arte que practica y en palabras de alguno de ellos: “se debe vender barato porque se tiene que vender mucho”, consecuentemente la producción de estos artistas de “lo propio” es muy vasta y significativa. Un pintor primitivista maneja un lenguaje de herramientas técnicas sencillas, que reutiliza como un motivo que se repite constantemente, puede ser una fórmula de color, un modelo o esquema simbólico o un patrón de dibujo para los elementos que componen su obra; es también como un retomar constante de la misma temática... y sin embargo... cada entrega es diferente porque cada “pinturita primitivista” es una historia contada que captura un espacio y una escena que nos ha de ser guardada como un testimonio de vida, de la realidad llena de color y movimiento, o de naturaleza y su serenidad; mágicos parajes que cortan la respiración del que observa las pinturas, según la vivencia de estos singulares individuos, libres de conflictos, prejuicios y ataduras. Un virtuoso pintor afro costarricense, quien amó la vida y a la tierra que lo vio nacer fue Daniel Brown, él vivió siempre en la costa, en la hermosa “Playa Chiquita”, hogar de sus ancestros. A Dany le fascinaba pintar, pero pintar paisajes; usó la técnica del óleo, pues con él podía deleitarse lentamente, disfrutando intensamente al recrear al viento y al mar, develando en una madera la creación infinita, sintiendo a la naturaleza en cada pincelada, rindiéndose ante la inagotable paz e inspiración recibida; observar a la naturaleza o pintarla, fueron para Dany sinónimos, le provocaban igual grado de emotividad y esto es precisamente lo
que deseaba heredarnos: “cuando pinto pienso mucho, si está bien o mal y si a la gente le va a gustar mi trabajo, además, porque quiero vender bien”, aclaraba con esa fresca sonrisa suya que lo caracterizaba. Dany disfrutaba sabiendo que las personas que veían y compraban su trabajo.
El perfil psicológico de un artista nativo y autodidacta, suele ser el de una persona sin grandes pretensiones de reconocimiento, generalmente sin trabajo de exposición en galería y, sobre todo, sin afán de lucro; sencillamente se trata de un amante apasionado por la forma y el color.
Vive del arte que practica y en palabras de alguno de ellos: “se debe vender barato porque se tiene que vender mucho”, consecuentemente la producción de estos artistas de “lo propio” es muy vasta y significativa. Un pintor primitivista maneja un lenguaje de herramientas técnicas sencillas, que reutiliza como un motivo que se repite constantemente, puede ser una fórmula de color, un modelo o esquema simbólico o un patrón de dibujo para los elementos que componen su obra; es también como un retomar constante de la misma temática... y sin embargo... cada entrega es diferente porque cada “pinturita primitivista” es una historia contada que captura un espacio y una escena que nos ha de ser guardada como un testimonio de vida, de la realidad llena de color y movimiento, o de naturaleza y su serenidad; mágicos parajes que cortan la respiración del que observa las pinturas, según la vivencia de estos singulares individuos, libres de conflictos, prejuicios y ataduras.
Un virtuoso pintor afro costarricense, quien amó la vida y a la tierra que lo vio nacer fue Daniel Brown, él vivió siempre en la costa, en la hermosa “Playa Chiquita”, hogar de sus ancestros. A Dany le fascinaba pintar, pero pintar paisajes; usó la técnica del óleo, pues con él podía deleitarse lentamente, disfrutando intensamente al recrear al viento y al mar, develando en una madera la creación infinita, sintiendo a la naturaleza en cada pincelada, rindiéndose ante la inagotable paz e inspiración recibida; observar a la naturaleza o pintarla, fueron para Dany sinónimos, le provocaban igual grado de emotividad y esto es precisamente lo que deseaba heredarnos: “cuando pinto pienso mucho, si está bien o mal y si a la gente le va a gustar mi trabajo, además, porque quiero vender bien”, aclaraba con esa fresca sonrisa suya que lo caracterizaba. Dany disfrutaba sabiendo que las personas que veían y compraban su trabajo participaban de la misma emoción, mezcla de orgullo por la tierra que lo vio nacer y de disfrute pleno de este pedazo del paraíso que él nunca quiso cambiar por ningún otro sitio, aunque repetidas veces se lo propusieron, él siempre fue muy claro de sí mismo y del amor por su tierra y siempre lo dijo “ yo nunca iría a otro lugar, ¿para qué....? ”
Cuando Daniel comenzó a pintar utilizaba una tabla de “plywood” así, tal y cómo estaba, sin darle ninguna preparación a la madera, y aunque esta no es una buena práctica porque la tabla “tragará” en algunas partes más pintura que en otras, y el resultado final es irregular, Daniel, de manera muy astuta, llegó a jugar con la madera y a utilizar está como un elemento más del efecto total de la pintura, integrando el color del “plywood”, por ejemplo, en una brillante solución, cuándo éste pasa a ser una bella parte de la playa, o un celaje más del atardecer. Con el tiempo, la práctica, la experiencia y un pequeño consejo que le he dado para “curar” la superficie del plywood sobre el que pintará, sus paisajes adquieren una especial luminosidad, y tanto el mar como el firmamento reflejan la luz del sol como sólo en Puerto Viejo él la vio brillar.
Daniel Brown nació un 2 de Diciembre de 1959 y muere en Playa Chiquita el 19 de Mayo del 2002, lamentablemente muy joven, debido a una gastritis crónica que nunca se trató con un médico por mantenerse fiel a sus creencias naturistas del movimiento Rastafari
Fran Vázquez
Mientras tanto en el pueblo de las cuatro esquinas que es Bribri, dejaremos a Fran Vásquez, oriundo de Ciudad Cortés, narrarnos acerca de su proceso de aprendizaje, “… comienzo a dibujar a los ocho años todo tipo de dibujos incluyendo retratos. A los 18 años decidí colorear mis dibujos, pero nunca había visto a alguien pintar, no tenía ni idea de cómo usar los materiales y por lo tanto era fastidioso y obtenía muy pocos resultados. Pintaba un día, dos o tres horas y ya no más, al mes o tres meses volvía a ponerme inquieto, con ansias de pintar, lo intentaba y nada me salía, así transcurrió un tiempo. Poco a poco entendí más y pude hacer mis propios estudios, experimentos que primero venían a la mente y luego a la práctica. La pintura y la música han sido una obsesión para mí, andaba de pueblo en pueblo con un cajón de pinturas y de un lado al otro con la guitarra. La gente me catalogaba como a un vago y un loco, pero nadie sabía mi propósito... hacer algo que le gustara a la gente!. No pensaba en un negocio pues no tenía idea de que podría comercializar lo que pintaba porque lo hacía para regalarlo a mis amigos, y sí, quizás soñaba con llegar a exhibir mi talento, pero, sobre todo, pintaba por amor. Admiro los colores ordenados o desordenados, admiro las pinturas de otros pintores, el trabajo de artesanos, actores y músicos, pues considero que todos son privilegiados con el propósito de divertir, agradar o alegrar el espíritu de la gente, transmitiéndoles el mensaje de la inspiración que para mi representa la jungla de esta tierra, aquello que Dios hizo para nosotros, las montañas, ríos, plantas y animales. Sé que hay lugares donde las montañas son cemento con nombre de edificios y también sé que hay personas que aún aman y se acercan a la naturaleza... para ellos pinto”.
Y pinta reflejando todo ese amor en un concierto incontenible de color, su entrega es una explosión que surge de su inmensa gratitud y pasión por la vida, es indudable que Bribri de Talamanca debe mucho de la imagen plástica de su paisaje y su gente a las pinturas de colorido y delineado paisaje humano del S. Fran Vásquez .